La profundidad de tus palabras
- grupodluzfp
- 26 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Sentada en esa pequeña oficina esperando instrucciones de trabajo, viéndome pasar de un lado a otro pensando en cualquier cosa menos en mi, para después terminar mirándome a los ojos y ayudándome a organizar mi vida, con tantos consejos y criticas que recibí de ti, descubrí en aquellos momentos de experiencia humana que ningún líder puede vivir sin una conciencia critico - reflexiva, de no tenerla se convertiría rápidamente en un fósil, no habría vida dentro del él.
Personas como tú con un aura innato que puede cautivar y confundir a más de uno, por tan maravillosas palabra en momentos justos que tanta falta me van hacer en los días próximos, en proyectos de gran envergadura que están creados en mi mente, no poder tenerte como quisiera es algo que no esta en nuestra decisiones por situaciones del pasado que embargan y envuelven tu presente, damos gracias a Dios por ellos, pero el querer tenerte para mí es algo que no puedo evitar, solo me queda este procesador de textos que ilumina mi rostro, un café, y palabras tras palabras que van convirtiendo en oraciones mis pensamientos.
Personas como tú deben estar cerca para poder aprender, crecer como persona, como profesional: aludiendo a esto que profesional no es el posee un titulo universitario, sino aquel que realiza una actividad, un trabajo y lo hace en sinergia con los demás, muchas personas con títulos he visto valla que si, pero la palabra profesional no esta entre sus definiciones, y es por eso que pienso que la universidad no te enseña nada, o muy poco, muchas teorías de magnitudes polares y álgebra lineal que nunca he utilizado jamas en mi trabajo, si me hubieran enseñado acerca del dinero y como ser una persona interdependiente que ama desde lo más profundo de su alma a las personas, a la humanidad, otra historia estuviera escribiendo, pero las experiencias que la vida te da te van amoldando como una figura de arcilla para ser mejor ante los ojos de Dios, ser digno de sus palabras, de su presencia.
Para finalizar y no extenderme ante mis pensamientos de nuestro statu cuo, del aquí y el ahora, solicito tu permiso para escribir lo que jamás pudimos ampliar en nuestros momentos de comunicación inventada, esa costumbre de mirarte y saber lo que me querías decir es algo que nunca paso con nadie más, y que me lo llevo en el corazón, y en los recuerdos de tu hermosa sonrisa, de tus criticas y malcriadeces femeninas que hacen que un macho encuentre a su hembra.
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